The Zone of Interest: A terrifying reflection on the banality of evil. Masterpiece, REVIEW [ENG/ESP]

En 1960, Hannah Arendt, exiliada en los Estados Unidos, de manera apátrida (sin ser reconocida ni por Alemania o por USA) fue, en calidad de periodista-cronista al juicio de Adolf Eichmann en Jerusalem, Israel. El "arquitecto" del mal había sido capturado, secuestrado y llevado a la fuerza desde Argentina, hacia la para entonces joven nación hebrea, para ser juzgado por su más que comprobada participación en la maquinaria del Holocausto en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué esto es relevante? Porque fue en ese contexto que el concepto de la "banalidad del mal", por Arendt vio la luz. La filósofa sin patria analizó la implicancia de la maldad en los ejecutores, y se asombró....

La Zona de Interés es una película ganadora del premio de la Academia en la categoría de "Mejor película extranjera". Para mí, es una obra de arte total. Está magníficamente dirigida por Jonathan Glazer, que curiosamente, proviene del mundo de la publicidad y de la industria musical; al ser responsable de los vídeos de "Karma Police" de Radiohead, entre otros artistas.... La visión del director es crucial para entender el producto final. Esta obra hermosa, es sombría, fría, cruda, e incómodamente rutinaria. Es un reflejo de los días en la Villa donde Rudolf Hoess y toda su familia, incluida, la familia política, y los niños del matrimonio Hoess vivieron, respiraron y crecieron al lado del horror más indecible de todos.

Recordemos, para aquellos que quizá no lo sepan, que Rudolf Hoess fue el comandante encargado de todo el sistema de Campos de Concentración y Muerte en la zona de Auschwitz-Birkenau y Auschwitz-Monowitz. Bajo su mando directo, murieron de la manera más cruel que se pueda imaginar más de un millón de seres humanos. No sólamente judios, que aunque fueron la inmensa mayoría de los viles asesinatos, también hay que contar enemigos del Estado alemán, homosexuales, romaníes, disidentes políticos, eslavos, entre innumerables minorías de la época. No olvidemos tampoco, que el plan alemán para la "Cuestión Judía" fue una verdadera máquina de matar.

Y en este film, lo que observamos es el terror indisimulable de la más absoluta banalidad del mal... Cientos, sino miles de personas, sabían de esto; y en la película vemos cómo a nadie realmente le importa en lo más mínimo lo que sucede detrás de las altas pero no imponentes vallas que cercan el hogar de los Hoess. En este sentido, esta obra es espléndida. En ningún momento se hace uso de lo explícito, sino que juega con planos abiertos y la fuerza del sonido como herramienta narrativa para que el espectador sienta lo que las imágenes transmiten: que en definitiva, no es más que una espantosa normalidad....

Vemos como la esposa, las hermanas de ésta, los niños del matrimonio, las visitas y hasta las mascotas dentro de esa Villa de muerte viven una vida tan común y tan ordinaria como cualquier de nosotros podríamos vivirla. Y eso es precisamente, lo que Hannah Arendt en 1960 pudo ver también durante el análisis en situ del juicio a Eichmann. A éste último se le acusaba, por parte del fiscal encargado del caso, de ser un sádico psicópata, que disfrutaba a sangre fría de hacer sufrir a cientos de millones de personas y enviarlas a Auschwitz para su trágico destino final... Cuestión que Arendt desmintió categóricamente al afirmar lo siguiente:

"Aunque parezca extraño y contraintuitivo, todos los que hicieron posible el Holocausto, no eran tan diferentes a lo que ustes y yo pudiéramos ser. Ellos (los que llevaron a cabo la aniquilación) veían como "normal" la deshumanización de los seres que esclavizaron y redujeron a cenizas. Desde la perspectiva de los asesinos, sencillamente cumplían con un deber más. El remordimientos y los vínculos de empatía y Humanidad que todos poseemos, les eran imposible de sentir y aplicar. Sí, sólo seguían órdenes, como autómatas. No eran especialmente malvados; lo que tampoco les exime de lo que hicieron ni les resta culpa; pero podrían haber sido como tu vecino, tu maestro o el doctor que atiende en el consultorio de tu hija".

Es escalofriante lo acertado que es esto. Si bien, la película no está basada en el genio de Arendt sino en la novela homónima, y adaptada por Jonathan Glazer, no menos cierto es que lo que dura el metraje del film está directamente relacionado a lo que el párrafo anterior explica. Es amarga, horrenda y repulsiva, pero no por las razones que todos podrían intuir, sino por la mera falta de humanidad que era común en una sociedad adoctrinada hacia el odio. Daba igual el cargo, la edad o la posición social. Por eso, ver como audiencia este film es un ejercicio de valor, rigor histórico sin precedentes y cinematografía en su mejor esplendor. En serio, vean esta obra maestra.